La capacidad sexual no desaparece con la edad, solo disminuye su intensidad, tal como sucede con las funciones de órganos como por ejemplo el corazón, aunque éste sigue siendo vital.
Por el Dr. Sergio Zimmer.
La capacidad sexual no desaparece con la edad, solo disminuye su intensidad, tal como sucede con las funciones de órganos como por ejemplo el corazón, aunque éste sigue siendo vital.
Disfrutar de la plenitud sexual luego de la menopausia está lejos de ser una fantasía. Porque si bien se producen ciertos cambios físicos en la mujer que afectan a la sexualidad, la capacidad de llegar al orgasmo durante una relación de pareja, no desaparece.
La disfunción sexual es un trastorno que afecta a mujeres y hombres en cualquier etapa de la vida. Sin embargo en el caso de “ellas”, los cambios suelen ser más notorios durante el climaterio.
La madurez es una etapa de la vida en la cual comienzan a darse numerosos cambios, en especial para las mujeres, pues entre los 45 y 50 años comienza el período conocido como climaterio, cuyo punto más destacable es la menopausia.
Atravesar este momento significa soportar una serie de transformaciones que van desde lo físico y lo orgánico hasta lo emocional. En cuanto a lo sexual, en la madurez y la vejez comienzan a manifestarse diversos cambios que llevan a la lentitud de la respuesta y a la necesidad de realizar una readaptación de la pareja.
En este sentido, pueden darse dos situaciones: si el cambio se toma desde lo positivo, se abre una puerta de entrada a nuevas experiencias y sensaciones; mientras que si las modificaciones son vividas como pérdidas, o bien si la pareja no acompaña este momento de la mujer, la expresión sexual puede ir perdiéndose paulatinamente, siendo cada vez más difícil recuperarla.
UN ANTES Y UN DESPUÉS
Cuando la mujer es joven, conoce su cuerpo, se siente segura de sí misma y en la mayoría de los casos, puede llevar adelante una vida sexual plena. Sin embargo, en el comienzo de la menopausia, los constantes cambios generan que esa seguridad vaya mermando.
El efecto que la menopausia causa en la mujer es una involución en diferentes zonas de su cuerpo: vulva, vagina, ovarios, útero, mamas y contorno corporal. Estos cambios generan una respuesta diferente al estímulo sexual, pero no es de ninguna manera un problema irreversible.
En muchos casos, la negación a esos cambios genera un bloqueo mental que es el verdadero causante de los síntomas más difíciles de tratar.
Cuando ese obstáculo se supera, pueden encontrarse diferentes métodos de recuperación de la capacidad para disfrutar del sexo como antes.
Al margen de esta cuestión, es un hecho que durante el climaterio, término que designa la fecha del último período menstrual de la mujer, sobrevienen numerosos desarreglos hormonales que provocan entre otras molestias sofocamiento, el advenimiento de momentos de tristeza inexplicables y por supuesto, la falta de deseo sexual.
Si bien después de la menopausia se producen cambios más notorios en la función sexual, como por ejemplo la sequedad, el dolor o la disminución del deseo, esto es variable pues no a todas las mujeres les pasa lo mismo. De hecho, hay algunas que a partir del cese de la preocupación del embarazo, experimentan una liberación que mejora el deseo y por ende la relación sexual. No obstante, en todos los casos se registra la caída de la producción de estrógenos y testosterona que pese a ser una hormona masculina, es producida por el ovario.
Influye también el entorno, que se llena de tabúes y prohibiciones, de miradas y personas que parecen señalar a quien debería modificar su comportamiento sólo por haber cumplido los 50.
Parte de la solución reside en que quienes deberían seguir siendo los grandes respaldos de la mujer, sus parejas, los hombres, aprendan a desterrar y olvidarse de los mitos relacionados con la menopausia.
LAS MUJERES Y LA DISFUNCIÓN SEXUAL
Se considera disfunción sexual a la disminución del “impulso sexual”.
Como darse cuenta.
Se produce cuando:
La disfunción sexual en la mujer puede deberse a numerosos factores, atrás quedó la época en que se creía que esta problemática se limitaba únicamente a trastornos de orden psicológico.
LA CONSULTA MÉDICA ES MUY IMPORTANTE
En nuestra sociedad existen hoy algunos tabúes que impiden tanto el desarrollo de información como la apertura en el diálogo sobre algunos temas que tienen que ver con la sexualidad.
Las consultas de las mujeres sobre este tema no son frecuentes y esto se debe a dos factores fundamentales:
1- Es la desinformación de la gente.
2- La falta de interés por parte de los médicos ginecólogos que no se encargan de preguntar acerca de la esfera sexual.
Actualmente la prevalencia de la disfunción sexual femenina es alta, pues independientemente de la edad, se calcula que alrededor del 30 por ciento de las mujeres padecen este problema.
Lo más importante es realizar un correcto diagnóstico de lo que está pasando porque muchas veces estos trastornos tienen que ver con desavenencias de pareja o con problemas de disfunción sexual masculina. Por eso es fundamental analizar la historia clínica de cada paciente considerando los factores de riesgo asociados como por ejemplo la diabetes, el tabaquismo, la hipertensión y la obesidad, pues todos ellos repercuten sobre la esfera sexual.
El siguiente paso es realizar chequeos hormonales y descartar la presencia de alguna enfermedad oncológica, pues si la causa del problema es hormonal, la terapia de reemplazo es muy efectiva logrando devolver la plenitud sexual perdida a la mujer.
MITOS QUE DEBEN DESTERRARSE
Estereotipos sin justificaciones a la vista.
Todos estos mitos a lo largo de los años se han convertido en lugares comunes y formado un reglamento al que las mujeres deberían ajustarse luego de la menopausia.
Fuente: www.proyecto-salud.com.ar/
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