El tabaco, la exposición al sol, el estrés o la comida basura pueden pasarle factura a tu rostro y ¡horror! provocar un envejecimiento prematuro de la piel. Si no quieres parecer mayor antes de tiempo, y tener un aspecto joven y fresco, será mejor que tomes nota de estos hábitos, que cada día están envejeciendo la piel de tu rostro. ¡Evítalos!
El tabaco, la exposición al sol, el estrés o la comida basura pueden pasarle factura a tu rostro y ¡horror! provocar un envejecimiento prematuro de la piel. Si no quieres parecer mayor antes de tiempo, y tener un aspecto joven y fresco, será mejor que tomes nota de estos hábitos, que cada día están envejeciendo la piel de tu rostro. ¡Evítalos!
Por mucho maquillaje, tratamientos de belleza y muy buenos genes que se posean, todo ello no es suficiente para compensar los daños profundos que le puedes ocasionar a diario a tu piel. Los hábitos de vida son responsables del 75% del envejecimiento de la piel, y la genética, de sólo un 25%.
Asusta, ¿verdad? Pues permanece atenta a los hábitos que puedes evitar para tener una piel sana y retrasar al máximo el envejecimiento. Pero, antes, echa un ojo a nuestra recopilación de famosas con la piel perfecta.
Si quieres conseguir un rostro joven y saludable, te damos los siguientes consejos:
1. Evita tomar el sol en exceso
Aunque no hay nada más placentero que tumbarse a disfrutar del sol, los rayos ultravioleta son el enemigo número uno de la piel. El sol nos ayuda a sintetizar la vitamina D, pero la exposición excesiva es la causa más importante de envejecimiento prematuro, y además te expones a manchas, peligrosas quemaduras y a una piel reseca y áspera. Tomar el sol, sí, ¡pero con moderación! Tu rostro te lo agradecerá.
2. No fumes
El tabaco es una sustancia con muchos efectos perjudiciales, también en tu piel: las mujeres que fuman acaban teniendo el triple de arrugas que las no fumadoras. El humo del tabaco, tanto inhalado como expuesto sobre la piel, favorece la formación de radicales libres, que son los que dañan las células: arrugas prematuras, más estrechas y profundas, piel seca y pelo seco y quebradizo.Además, si eres fumadora habitual, olvídate de tener unas mejillas rosadas y saludables. Con el tiempo, el resultado es una palidez cercana al amarillo grisáceo nada deseable. ¡Casi nada! Además, no olvides que el tabaco es un factor de riesgo de muchos tumores, como el cáncer de mama o el cáncer de pulmón.
Aunque no fumes, no significa que estés a salvo de los daños de los radicales libres. Ojo con los ambientes muy cargados de humo. Recuerda que no tienes por qué aguantar junto a ti a ese amigo fumador o a ese desconocido en la mesa de al lado echándote el humo en la cara. ¡Aléjate! Es por el bien de tus poros.
3. Limita el alcohol
Una cerveza al salir de trabajo, las copas del fin de semana… Cuidado con abusar demasiado del alcohol, especialmente de las bebidas destiladas (ginebra, vodka…) Si consumes habitualmente gran cantidad de alcohol puedes acabar pareciendo demacrada y envejecida. Dado que el alcohol daña los órganos internos, en especial el hígado, la piel del rostro puede tornarse de una tonalidad amarillenta. No olvides que el alcohol es una sustancia tóxica, y debe moderarse su consumo. A pesar de todo, una copa de vino tinto de vez en cuando puede resultar muy beneficiosa porque contiene resveratrol, un potente antioxidante.
4. Controla el estrés
Reuniones con el jefe, plazos de entrega, discusiones con tu chico… Muchas situaciones de la vida cotidiana producen estrés, y sus consecuencias también pueden verse reflejadas en tu piel. A largo plazo, el estrés puede contribuir a la aparición de manchas en la piel, acné en el rostro, y limita la producción natural de colágeno, lo que se traduce en más arrugas, y una piel más vulnerable a los efectos del sol. En tu pelo, si tienes un cabello debilitado, es posible que el estrés contribuya a su caída, y también a la aparición de canas. ¡Unos efectos nada favorecedores!
Un poco de estrés es normal, pero es un problema cuando se convierte en una rutina diaria. Lo mejor es que destierres el estrés de tu vida, porque puede tener efectos negativos en todo tu cuerpo, no sólo en tu piel. Dedícate tiempo a ti misma, encuentra momentos para relajarte y disfruta del silencio, al menos, una hora al día.
5. Di 'no' a la comida chatarra
Ya sabemos que somos lo que comemos, y nuestra alimentación es una parte esencial de la belleza de nuestra piel. Aunque pueda resultar una opción saciante, económica y rápida, la comida basura no aporta las vitaminas y nutrientes necesarios para que el cuerpo funcione. Lo que sí contiene es gran cantidad de grasa y muchas calorías. Una dieta con muchas grasas saturadas afecta al equilibrio de la grasa de la piel, agravando problemas como el acné, y también la dermatitis o enfermedades inflamatorias, como la psoriasis. Además, como puedes imaginar, este tipo de dieta hace engordar con facilidad, y no de una manera sana.
Una alimentación sana y equilibrada es clave para la salud, no solo de la piel, sino de todo el organismo. Antes de dejarte llevar por una grasienta hamburguesa, piénsatelo dos veces y opta por comidas más saludables. ¿Estás en blanco? Te damos algunas ideas de platos saludables que te alargarán la vida.
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